Hace un tiempo se puso la moda la electroestimulación muscular (EMS) como un sistema muy recomendable para agilizar y potenciar la tonificación muscular. El fundamento básico de la electroestimulación radica en la utilización de la electricidad producida por un dispositivo para provocar la contracción involuntaria de las fibras musculares.

Dependiendo del tipo de potencia eléctrica que se utilice, así será el tipo de fibras musculares (lentas, rápidas o intermedias) que se estimulen al aplicar la electroestimulación muscular. Al mismo tiempo, los defensores de la electroestimulación muscular la alaban como un sistema fantástico para oxigenar la sangre de la zona en que se aplique el electroestimulador.

La contracción muscular derivada del uso de la electroestimulación muscular implica que el sistema nervioso central no realice trabajo activo alguno para reclutar unidades motoras en aquellas zonas en las que se aplique el electroestimulador muscular.

La electroestimulación puede aplicarse en el cuerpo de diferentes maneras. Los métodos básicos de aplicación de la electroestimulación muscular son los siguientes:

  • De manera aislada. El electroestimulador muscular se aplica sin realizar ejercicio.
  • De forma combinada. Se alternan ejercicios convencionales (sin que se utilice el electroestimulador) con sesiones de electroestimulación en las que no se realiza ejercicio alguno.
  • De forma superpuesta. Esta forma de aplicar la electroestimulación muscular consiste en utilizar el EMS mientras se practica ejercicio.

Aplicaciones de los electroestimuladores

Los electroestimuladores musculares que pueden encontrarse en el mercado tienen una serie de programas básicos de funcionamiento. Dichos programas son los siguientes:

  • Tonificación. Aumento de la definición muscular.
  • Hipertrofia. Aumento del tamaño de las fibras musculares y del volumen del músculo.
  • Aeróbico. Aumento de la resistencia y el consumo de oxígeno de las fibras musculares.
  • Anaeróbico. Mejora la resistencia muscular al realizar trabajos intensos y prolongados.
  • Fuerza explosiva o sprint. Aumento de la fuerza y velocidad de la contracción muscular.
  • Masaje. Disminuye la tensión muscular.
  • Capilarización. Aumenta el flujo sanguíneo a la zona ayudando a la recuperación muscular.
  • TENS. Palia dolores.
  • Endorfínico. Libera endorfinas, lo que tiene un efecto analgésico.

La electroestimulación muscular ha sido entendida durante mucho tiempo como un método muy recomendable para aquellas deportistas que, o bien hayan sufrido una lesión, o bien hayan sido intervenidas quirúrgicamente de una lesión muscular. Gracias a la aplicación de la EMS, la musculatura no se atrofia durante ese tiempo en el que la persona lesionada o intervenida no puede practicar ejercicio.

Aplausos a la electroestimulación muscular

Publicitada por muchos gyms, a la electroestimulación muscular se le otorgan las siguientes virtudes:

  • Consigue hacer trabajar a más de 300 músculos al mismo tiempo.
  • Llega a la musculatura profunda.
  • Activa el metabolismo hasta el punto de que permite quemar grasas durante 72 minutos después de la sesión.
  • Se evita el impacto articular propio del ejercicio físico tradicional y el desgaste que el mismo acaba produciendo en las articulaciones.

Críticas a la electroestimulación muscular

Que todos esos resultados sean ciertos es algo que no está probado por estudio científico alguno. Es más: son muchas las voces que se han posicionado contra la electroestimulación muscular y que han recalcado que las alabanzas vertidas sobre ella son, en buena medida, una operación de marketing de los gimnasios que disponen de equipos de electroestimulación muscular.

Junto al motivo anteriormente expuesto, esas voces críticas con la electroestimulación muscular han esgrimido otra serie de motivos para desacreditar los resultados de aquélla. ¿Qué motivos? De entre todos ellos, los que detallamos a continuación son los más importantes:

  • El trabajo con electroestimulación muscular no mejora la coordinación entre los músculos implicados en movimientos complejos.
  • No se mejora la integridad articular (aunque se mantiene), algo que sí se consigue con el entrenamiento de fuerza siempre que éste se desarrolle dentro de unos límites.
  • Es difícil establecer una intensidad de trabajo con el electroestimulador muscular. ¿Por qué? Porque la intensidad dependerá, siempre, del aguante al dolor que tenga cada persona. Las mujeres que tengan el umbral del dolor muy alto soportarán descargas mucho más potentes que aquéllas que tengan una baja capacidad individual de soportar el dolor.
  • No existen estudios que demuestren que el uso de la electroestimulación sea efectivo para perder peso.

Quienes abjuran de la electroestimulación muscular advierten también de los riesgos derivados del uso inadecuado de los electrodos al aplicarla. Por ejemplo: la estimulación electrónica simultánea de pecho y espalda puede dar lugar a arritmias. Y personas poco entrenadas pueden padecer rabdomiolisis, un síndrome que se caracteriza por la destrucción del músculo esquelético (músculo estriado que se une al esqueleto) y que es propio de personas que realizan esfuerzos importantes durante el ejercicio físico o consumen cantidades excesivas de alcohol.

El consejo de los especialistas en entrenamiento físico es que la electroestimulación muscular no se use como alternativa al convencional entrenamiento con resistencias. En todo caso, dicen, el EMS debe utilizarse como complemento a ese tipo de entrenamiento y siempre para potenciar el trabajo de resistencia y no el de fuerza máxima.

Finalmente, hay que recordar que la electroestimulación eléctrica no puede ser practicada por aquellas personas que tengan marcapasos o padezcan patologías cardiacas, epilepsia, síndromes febriles no diagnosticados, hernias de abdomen o inguinales, enfermedades inflamatorias, mujeres que tiendan a sangrar, padezcan cáncer o cualquier tipo de tumor. Los especialistas tampoco recomiendan aplicar los electrodos del electroestimulador eléctrico cerca de heridas que sean recientes o en mujeres a las que les cueste conciliar el sueño.