Uno de los errores más comunes que suelen cometerse cuando se habla de cosmética es confundir los conceptos de exfoliantes y peelings. Se dice que los dos sirven para eliminar impurezas, limpiar los poros, disminuir manchas y arrugas y hacer que la piel luzca más luminosa. ¿Es eso cierto? Sí. Entonces… ¿cuál es la diferencia entre exfoliantes y peeling?

Que la piel pierda su capacidad de regeneración y renovación con los años es ley de vida. El paso del tiempo hace que disminuya la hidratación cutánea y la exfoliación natural de la piel se ralentice. Esto provoca que la piel presente un aspecto apagado. Para evitarlo es necesario utilizar el exfoliante o el peeling.

Veamos cuáles son las diferencias principales entre exfoliantes y peelings.

Exfoliantes

El exfoliante actúa en la capa más epidérmica de la piel. ¿Qué conseguimos con él? Suavizar la piel, desobstruir sus poros, activar la circulación y, en resumen, dar una nueva textura, mucho más luminosa, a la piel.

El exfoliante acostumbra a estar formado por una serie de pequeñas partículas formadas por gránulos o cristales que, integrados en un gel o en algún tensioactivo, poseen características abrasivas. Junto a estas partículas abrasivas, los exfoliantes poseen también principios hidratantes, calmantes, seborreguladores, etc.

Esas pequeñas partículas que forman parte de los exfoliantes pueden ser de diferentes materiales, tanto naturales como sintéticos. Entre los primeros podemos encontrar las semillas o polvos de melocotón, avellana, nuez, albaricoque o uva. Entre los segundos, polietileno, sílices o talco.

Los exfoliantes deben aplicarse sobre la piel húmeda mediante movimientos circulares, sin frotar en exceso, de manera suave. A la hora de aplicar el exfoliante hay que prestar especial atención a lo que se conoce como zona T del rostro, es decir, frente, nariz y barbilla.

El masaje con el exfoliante debe durar entre uno y dos minutos. Pasado ese tiempo, hay que eliminar el exfoliante utilizando agua tibia.

¿Cuántas veces a la semana hay que aplicar el exfoliante? Una o dos veces por semana en el caso de las pieles grasas; una vez a la semana (o cada dos semanas) en el caso de las pieles secas. En el caso de que se posea una piel especialmente sensible y tendente a sufrir dermatitis o cuperosis (aparición de pequeñas varices o venas varicosas en varias partes del rostro), se recomienda no utilizar exfoliantes. Para conseguir unos efectos parecidos a los que podrían obtenerse son éstos, este tipo de personas con estos problemas cutáneos deberán utilizar mascarillas.

Peeling

Así como los exfoliantes actúan en los niveles más superficiales de la piel, el peeling lo hace a nivel más profundo. Por eso el peeling, además de para alisar la piel y dar luminosidad a la misma, sirve para atenuar manchas y arrugas.

Al actuar en esos niveles profundos de la piel, el peeling estimula la renovación celular y la formación de colágeno, lo que lo convierte en un tratamiento fundamental en toda rutina de belleza anti-edad.

En este caso, y al revés que sucedía con los exfoliantes, la acción del peeling no es manual, sino química. Si con el exfoliante la acción se efectúa mientras se frota la piel, con el peeling se deja que el producto, una vez puesto, vaya actuando. Es la acción química de los componentes del peeling lo que actúa sobre las células muertas de la piel.

Entre los componentes del peeling podemos encontrar, principalmente, alfa-hidroxiácidos. Éstos, debido a su pequeño tamaño, pueden penetrar más profundamente en la piel. Entre los ácidos que componen estos alfa-hidroxiácidos encontramos el ácido glicólico, el cítrico, el láctico, el ferúlico o el retinoico, entre otros. Estos peelings, los peelings químicos, son más agresivos que los más suaves peelings enzimáticos.

El peeling debe aplicarse sobre la piel limpia y eliminarse pasados algunos minutos, aunque existe algunos tipos de peeling que no necesitan ser eliminados. Al aplicar el peeling hay que evitar que éste toque el contorno de ojos.

Un buen tratamiento con peeling sería aquél que se realizara, una vez a la semana, durante un período de entre 3 y 5 semanas.

Tras haber aplicado un peeling debe utilizarse siempre un fotoprotector. La aplicación del peeling hace que la piel se vuelva más fina y, por tanto, más sensible a los efectos de los rayos solares. Para evitar posibles problemas cutáneos o que la piel quede en exceso afectada por su exposición a la luz solar lo más recomendable es desechar el uso del peeling en verano.