La planta del aloe vera es una gran aliada en nuestro cuidado corporal diario debido a los múltiples efectos beneficiosos que posee, por ejemplo, para refrescar e hidratar nuestra piel tras la exposición al sol.
Pero esta planta “milagrosa” tiene muchos otros usos que nos van a ayudar con el cuidado de nuestra piel.
De esos usos vamos a hablaros en este artículo. En él repasaremos las múltiples propiedades de esta planta y, a continuación, os daremos una serie de consejos para que sigáis una rutina de cuidado corporal con aloe vera.
Propiedades del aloe vera
En el mundo pueden encontrarse unas 250 especies de aloe. El aloe vera es solo una de ellas, pero no una más. Si su fama es mucho mayor que la del resto de especies es porque posee muy altas propiedades medicinales.
Conocida también como sábila, el nombre científico de esta planta es Aloe Barbandensis, y crece en desiertos y zona semidesérticas.
Entre sus propiedades podemos destacar las siguientes:
- Contiene un alto nivel de Vitamina B12 (es una de las pocas plantas que contienen este nutriente).
- Contiene un alto contenido de aminoácidos, por lo que mejora la apariencia y textura del pelo y de las uñas.
- Disminuye los problemas digestivos.
- Mejora la textura y apariencia de la piel. Tiene propiedades cicatrizantes, humectantes, regeneradoras y antiinflamatorias que ayudan contra el acné.
- Aporta gran cantidad de enzimas y antioxidantes.
- Regula los niveles de glucosa en la sangre.
- Disminuye la grasa en el cuerpo gracias a su alto contenido de aminoácidos.
- Buena contra el asma: funciona como un buen antihistamínico y actúa como dilatador de los bronquios.
- Es un antiinflamatorio natural.
- Fortalece el sistema inmunológico.
Esta planta, de consistencia gelatinosa, es altamente depurativa, laxante y una gran ayuda para eliminar toxinas y estimular la asimilación de nutrientes.
Esta planta también supone una gran ayuda a la hora de reducir el tejido adiposo y la grasa corporal.
¿Para qué sirve el aloe vera?
Con tantas propiedades como atesora este vegetal la respuesta a la pregunta que encabeza este apartado es sencilla: para muchas cosas. Sus usos pueden ser casi infinitos dentro del mundo de la cosmética.
Para empezar, contribuye a la cicatrización, atenúa estrías y arrugas y fortalece el cabello.
Gracias a sus propiedades astringentes y antiinflamatorias, permite también eliminar el exceso de grasa y de suciedad que puede acumularse en los poros de la piel.
Actuando de ese modo, y gracias a sus propiedades antibacterianas y antibióticas, nos puede servir, tal y como hemos indicado anteriormente, para combatir el acné.
Una de las grandes utilidades de este producto natural respecto al cuidado de la piel es la de hidratarla. Utilizarlo como calmante después del afeitado es una buena manera de aprovechar al máximo sus propiedades.
Esta planta posee también diversas enzimas (entre ellas la lignina) que ayudan a regenerar y a cicatrizar la piel. Algunos productos destinados a curar quemaduras leves o, incluso, graves, incorporan derivados de esta planta entre sus ingredientes.
También los incorporan algunos cosméticos destinados a luchar contra las estrías. No en vano, entre las propiedades de esta planta milagrosa figura también la de restaurar el colágeno y la elastina.
A todos estos usos podemos añadir los siguientes:
- Mejora la salud capilar contribuyendo a desprender las placas de piel seca que en ocasiones alberga el cuero cabelludo y alivia el picor del mismo.
- Sirve como tratamiento preventivo ante la alopecia o la calvicie.
- Regula el exceso de sebo en los cabellos grasos.
- Desinflama las encías gracias a sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias.
- Elimina bacterias bucales y reduce la placa bacteriana, siendo muy eficiente contra las llagas, aftas y úlceras, así como contra la gingivitis.
- Facilita la digestión y favorece la movilidad intestinal, contrarrestando el estreñimiento.
- Protege la mucosa gástrica, combatiendo gases, reflujo, acidez, ardores, hinchazón abdominal, etc.
¿Cómo usar la sábila?
Lo primero que debemos tener presente es que puede ser usado tanto de forma natural como utilizando cremas, mascarillas, jabones o champús que lo contengan.
Si deseamos usarlo de forma natural debemos saber que podemos obtener dos compuestos de sus hojas: el acíbar o látex y el gel.
El acíbar o látex es un líquido de color marrón, amargo y que puede ser muy irritante. Obtenido de la incisión de las hojas de la planta, no debe confundirse con el gel, que es el que de verdad nos interesa.
El gel de aloe vera es de color transparente y es, ni más ni menos, que la pulpa de las hojas. Compuesto de agua, minerales y enzimas, puede ser utilizado tanto a nivel tópico como de forma interna para tratar problemas gástricos.
En la actualidad la industria cosmética extrae el gel mediante procedimientos industriales para, a partir de ahí, elaborar polvo, cápsulas, crema, zumo o gel propiamente dicho.
Si deseas hacer gel puro a partir de esta planta, debes seguir los siguientes pasos:
- Corta la hoja de la planta y pélala con un cuchillo bien afilado.
- Utiliza una cuchara para retirar el gel del interior de la hoja y ponlo en un recipiente hermético.
- Agrega unas gotas de limón para favorecer su conservación y mezcla las gotas de limón con el gel.
Este gel completamente natural puede conservarse hasta una semana en el frigorífico y se puede tomar, tal cual, en ayunas.
La combinación de sábila con limón funciona como un excelente quemagrasas, sano y natural.
El gel de sábila no acostumbra a tener contraindicaciones. Pese a eso, es aconsejable probarlo primero aplicando una pequeña dosis y observando la reacción.
No se aconseja el uso interno en embarazadas, lactantes y niños menores de 12 años.
No se acoseja tampoco consumirlo internamente si se está bajo tratamiento médico o se consume algún tipo de fármacos. En estos casos se debe consultar al especialista médico.