La pertenencia sincera y convencida a una determinada religión nos impone no sólo una forma de orar o, dicho de otro modo, de relacionarnos con la divinidad. La pertenencia y práctica de una religión no sólo nos dice si debemos orar orientando nuestra cabeza hacia la Meca o si debemos hacerlo recitando alguna oración extraída del Sidur o del Catecismo; la pertenencia y práctica de una determinada religión nos impone también unas formas de comportamiento y una determinada manera de vivir. Si, por ejemplo, profesamos el catolicismo, sabemos que hay ciertos días al año (entre ellos el Viernes Santo) en que se prohíbe la ingesta de carnes y derivados. Si, por el contrario, es el islam nuestra religión, sabemos que no podemos ingerir cerdo ni derivados del cerdo y tampoco alimentos cárnicos que no sean “halal”, es decir, que no procedan de animales que no hayan sido sacrificados siguiendo las normas del Islam, o sea, que no hayan sido drenados de sangre tras haber sido sacrificados de una manera “compasiva”. Nuestra pertenencia a una determinada religión determina, pues, nuestra dieta.
Esto, que se da con mayor o menor intensidad en prácticamente todas las religiones, se hace especialmente significativo en una religión como la judía. La religión judía tiene su propia dieta y las líneas generales de la misma están recogidas en el Levítico, uno de los grandes libros de la Biblia. En dicho libro, y especialmente en su capítulo número 11, se recogen qué alimentos puede consumir un buen judío y de qué manera debe hacerlo.
¿Por qué hablamos de una dieta religiosa como es la dieta kosher en esta web dedicada a la alimentación sana y equilibrada, al fitness y a los tratamientos que pueden servir para realzar la belleza de la mujer? Porque, fuera del ámbito del judaísmo, cada vez son más las personas que están eligiendo la dieta kosher como modelo y ejemplo de dieta sana. De hecho, el propio término hebreo kosher hace referencia a lo que es apto o adecuado. El hecho de que la dieta kosher no contemple el consumo de grasas saturadas juega muy a favor del prestigio social de una dieta que en Estados Unidos ha llegado a hacer furor. Una sola década sirvió para duplicar los observantes de esta dieta. De ellos, sólo el 25% se declaraban judíos.
Veamos ahora cuáles son las características principales de la dieta kosher y qué alimentos pueden consumirse en ella y qué alimentos no.
Alimentos kosher y alimentos impuros
Entre los alimentos impuros que señala el Levítico figuran los siguientes:
- De entre las carnes (alimentos Besarí), podrán comerse aquéllas procedentes de alimentos que rumian y tienen pezuñas hendidas. Para que el animal sea considerado digno de la dieta kosher debe cumplir ambas condiciones. Animales que, como el camello, el conejo, el caballo o la liebre, rumian pero no tienen la pezuña hendida, son considerados impuros. El cerdo, por su parte, sí tiene la pezuña hendida, pero no rumia. Esto basta para considerar, también al cerdo, un alimento impuro.
- De entre las aves, el Levítico señala explícitamente aquéllas cuya carne no puede comerse. Las aves rapaces, así como el cisne, el pelícano o la cigüeña quedan excluidas de la lista de alimentos dignos de la dieta kosher. En ésta sí podrían incluirse el ganso, el pavo, el pollo o el pato.
- En lo que respecta a los animales que “están en las aguas”, el Levítico autoriza a comer aquéllas que tengan aletas y escamas y estén en ríos y mares. Serán abominables, sin embargo, todas aquellas que, estando en ríos y mares, no tengan aletas ni escamas, así como los reptiles de agua. El marisco, pues, queda absolutamente excluido de la dieta kosher.
- Las frutas y hortalizas sí son considerados alimentos kosher, pero siempre que estén libres de insectos, aunque sean alados. El Levítico señala a los insectos alados que caminan sobre cuatro patas o que las usan para saltar como alimentos inmundos, de la misma manera que lo son los que se arrastran sobre la tierra (comadreja, ratón, erizo, rana, lagarto, caracol, topo…).
- No pueden utilizarse levaduras.
La dieta kosher, además, prohíbe el consumo de grasa. Para cocinar no pueden emplearse mantecas ni derivados, y los alimentos deberán cocinarse con aceite de oliva.
¿Cómo deben consumirse los alimentos kosher?
Especificados qué alimentos pueden ser considerados kosher y qué alimentos no, los preceptos del judaísmo imponen también una serie de normas que toda persona que quisiera seguir de una manera estricta una dieta kosher debería tener en cuenta.
Una de las normas de la dieta kosher coincide plenamente con el precepto islámico ya citado y que habla de la obligatoriedad de drenar completamente la sangre de la carne antes de su preparación. Antes de proceder a dicho drenado, el animal debe ser sacrificado y salado siguiendo las normas que impone la shejitá. Nunca deberá ingerirse la carne de un animal que muera de causa natural.
Otra de las normas que impone la dieta kosher es que no se junten en el mismo sitio carnes y pescados y que no se consuman lácteos (alimentos Jalabí elaborados a partir de la leche de animales kosher) y carnes al mismo tiempo. Si se consume uno de estos dos tipos de alimentos hay que esperar un mínimo de seis horas para consumir el otro. Para evitar cualquier tipo de contacto entre ambos tipos de alimentos se llega al extremo de dedicar unos utensilios de cocina en exclusiva a cada cual. Es decir: habrá unos utensilios para trabajar las carnes y unos utensilios para tratar con los lácteos. Para evitar confusiones, en muchos lugares utilizan utensilios de cocina de distinto color (comúnmente el rojo para las carnes y el azul para los lácteos). Por el contrario, pescados y leches sí pueden ser consumidos al mismo tiempo.
La dieta khoser permite el consumo tanto del vino como del jugo de uva y de sus derivados. Eso sí, se impone al respecto una norma con claras resonancias de proteccionismo comercial: el vino debe de haber sido elaborado por un judío.
Los preceptos del judaísmo determinan también que para seguir estrictamente una dieta kosher hay que seleccionar cuidadosamente los huevos que deben formar parte de ella. Los huevos no deben tener mancha alguna de sangre. Si se quiebra antes de cocinarse, debe ser analizado cuidadosamente para que no tenga sangre. ¡Ah!, y cuando se cuezan deben ser cocidos en número impar y con un mínimo de tres.
En nuestro país es difícil seguir exhaustivamente una dieta kosher. En los países en los que sí existe una mayor presencia de población judía sí existen mayores posibilidades de encontrar alimentos kosher en las tiendas. La garantía de que esos alimentos son kosher viene dada por la certificación otorgada, tras su revisión, por un rabino. Para indicar que un alimento es alimento kosher se utiliza un sello formado por una K dentro de un círculo.