En este artículo vamos a darte una serie de consejos básicos para elegir las flores de una boda.
Presupuesto para flores
Para evitar que las flores para una ceremonia nupcial se nos lleven una buena parte del dinero destinado a la misma es importante, cuanto antes, determinar un presupuesto previo al que ajustarse. En nuestro artículo «El presupuesto de una boda» ya dimos una serie de consejos básicos para moderar los gastos de una boda. El poner la máxima atención a la hora de escoger las flores nupciales formaría parte de ese paquete de consejos básicos.
Y es que las flores son bellas por naturaleza y es muy fácil extasiarse contemplándolas y perder el norte. Hay una serie de flores imprescindibles (las del ramo de novia, por ejemplo) y otras que pueden ser fácilmente prescindibles (pongamos por caso, las de algunos adornos). Que se puede económicamente con todo, pues mejor que mejor, pero eso no acostumbra a ser lo habitual. Por eso hay que priorizar y, sobre todo, ser muy claro y sinceros con nuestra (o nuestro) florista.
Aparte de la sinceridad con el profesional que debe vendernos las flores para la boda, hay que tener en cuenta algún que otro truco. Por ejemplo: una flor que sea aromáticamente impactante puede tener por ella sola más presencia que tres flores de aroma casi imperceptible. ¿Qué flores son ésas que marcan el territorio de una manera clara con la potencia de su aroma? Los lirios, por ejemplo. O los jazmines. También el jacinto es un tipo de flor aromáticamente fuerte.
Las flores de temporada
Una vez determinado el presupuesto hay que valorar que hay muchos factores que, en referencia a las flores, pueden influir de manera determinante en el coste final de las mismas. Por ejemplo: no valen lo mismo las flores de temporada que las que están fuera de ella.
A la hora de escoger flores de temporada para una boda debemos saber:
- Que hay orquídeas todo el año, pero las orquídeas phanelopsis, que son las más usadas, tienen su máximo esplendor desde octubre a febrero.
- Que los tulipanes son idóneos a finales de invierno y principio de primavera.
- Que las calas son las flores veraniegas por excelencia. Mayo, junio y julio son los meses en los que mejor lucen estas flores tan asociadas a las bodas.
- Que las peonias, por su parte, son flores de mayo o junio.
- Que las dalias lucen en todo su esplendor de mediados de verano hasta otoño.
- Que las violetas son flores de finales de invierno.
Tener todo esto presente puede ayudar a reducir en un buen puñado de euros el coste total de una boda.
El color de una boda
Conociendo todo lo que hemos indicado hasta el momento debemos plantearnos, por ejemplo, a qué color floral queremos asociar nuestra boda. Ese color debe, lógicamente, pertenecer a una flor de temporada.
La rosa, la camelia, la gardenia, la orquídea, el jazmín o el lirio de los valles nos permitirán centrar nuestra ornamentación floral en el color blanco y en los significados asociados a él.
La lila, la anémona, la lavanda, las hortensias y el iris nos puede proporcionar una tonalidad lila para nuestra ceremonia.
El narciso, el girasol, el tulipán y el lirio nos darán el amarillo.
El color rosa, por su parte, nos lo puede proporcionar la rosa o la peonía, y también un tipo determinado de lirio.
El rojo (si deseáramos que fuera ése el color que le diera un color especial a nuestra boda) nos podría venir dado por la rosa, la dalia, la azucena o la flor de pascua.
La fecha de la boda
Un dato a tener en cuenta para conseguir ahorrarse unos euros al escoger las flores de una boda es la proximidad o no a la fecha de la boda de una festividad en la que suela ser habitual regalar flores. Eso es algo que también debe tenerse en cuenta al escoger la fecha de la boda. Si te casas el mismo fin de semana que se celebra el Día de la Madre (primer fin de semana de mayo), seguramente pagarás bastante más por tus flores que si lo haces cualquier otro fin de semana. Lo mismo sucede con San Valentín. Y si vives en Cataluña y quieres tener rosas en tu boda, procura que ésta no coincida con la festividad de Sant Jordi. El precio de la rosa se dispara en esa fecha doblando su precio habitual.
El lenguaje de las flores
Otro factor a tener en cuenta a la hora de elegir una flor básica determinada para la ornamentación floral de una boda es atender al llamado “lenguaje de las flores”. Según este lenguaje, cada flor tiene un significado determinado. Cada flor sirve para expresar un sentimiento determinado. Así, si la begonia expresa cordialidad y la cala, belleza; la camelia es una flor que expresa una voluntad de amor para siempre, al igual que lo hace la dalia roja.
Hubo un tiempo en que el lenguaje de las flores era un lenguaje habitual en los círculos de la corte y de la alta sociedad. Así, gracias a las flores, podían hacerse llegar mensaje más o menos secretos. Ese lenguaje se había vuelto tan sofisticado que los sentimientos de una misma flor variaban según era el color de la misma. Así, el gladiolo amarillo dejaba entrever una invitación de carácter amoroso; el naranja, un amor fuerte y sensual, y el rojo, la parte más erótica del amor. Como vemos, toda una gradación de sentimientos expresados por la misma flor en sus distintas tonalidades.
Indudablemente, puedes buscar la expresión de un cierto sentimiento a la hora de elegir una flor determinada para tu boda, pero siempre ajustándote, sobre todo, al abanico de flores que la temporada del año te ofrezca, máxime teniendo en cuenta que el “lenguaje de las flores” es algo que, en estos tiempos, muy pocas personas alcanzan a conocer.
Ubicación de las flores en la boda
Una vez elegido el tipo de flor que vas a utilizar debes determinar dónde quieres que estén ubicadas. Indudablemente, tu ramo de novia será uno de esos lugares. También lo será, probablemente, la iglesia. Pero dentro de la iglesia, la ubicación de las flores puede ser, también, muy variable. Pueden estar sólo en el altar, pero también en los bancos, las columnas, los candelabros, etc. Si la ceremonia de matrimonio es una ceremonia civil muy probablemente llevará implícita un ahorro floral importante derivado del hecho de que la inmensa mayoría de las oficinas de registro no permite llevar flores.
En el restaurante, las flores estarán en las mesas y también en los salones de recepción y baile. Todos estos son los lugares habituales. Lógicamente, tu boda es tu boda, y tú y tu pareja sois las únicas personas que, en última instancia, pueden decidir la presencia en mayor o menor medida de los adornos florales. Pero si vais a celebrar vuestra ceremonia de manera religiosa, vendría bien, por ejemplo, hablar con la iglesia para saber si otra pareja se casa ese mismo día para intentar compartir los gastos florales con ella.