Cuando hablamos de la hidratación de la piel y de la necesidad de que aquélla sea correcta para que la piel pueda lucir su mejor aspecto solemos hacer referencia en el hecho de beber agua y en el de usar de manera regular una buena crema hidratante. Sin duda, ambos factores tienen un efecto directo y positivo sobre la hidratación de la piel, pero no son los únicos.
Ahora, cuando el verano está a punto de llegar y las altas temperaturas y el calor amenazan a la piel, es necesario revisar cuáles son los aspectos que hay que tener en cuenta para tener una piel hidratada y luminosa.
Los factores a tener en cuenta para conseguir una piel hidratada son los siguientes: beber agua, utilizar una buena crema hidratante, exfoliar la piel, elegir un producto adecuado, alimentarse bien, no consumir tabaco o alcohol, dormir bien, mantener una buena rutina de limpieza cutánea y no abusar del sol.
Analicemos a continuación cada uno de estos factores que nos permitirán disfrutar de una correcta hidratación de la piel.
Beber agua
Beber es fundamental para mantener el nivel de flexibilidad, firmeza y elasticidad en la piel. Ésta, no en vano, atesora entre el 15 y el 20% del agua presente en nuestro organismo. Para garantizar una buena hidratación de la piel hay que beber un mínimo de un litro y medio de agua al día.
Uso de crema hidratante
La crema hidratante no debe faltar en nuestra casa. Hidratar nuestra piel con una buena crema es un mandamiento de obligado cumplimiento para toda mujer que desee disfrutar de una correcta hidratación de la piel.
¿El mejor momento para aplicar la crema hidratante? Inmediatamente después de la ducha, durante esos minutos en los que la piel está, todavía, un poco húmeda. En esa situación se favorece la retención de agua y, al mismo tiempo, se facilita la entrada del cosmético en la piel.
Hay zonas de nuestra piel que, por sus características, deben ser hidratadas con mayor frecuencia ya que son zonas que están expuestas a una mayor fricción. Esas zonas exigen cremas hidratantes que posean concentraciones de urea que oscilen entre el 20 y el 50%. ¿En qué zonas debemos aplicar estas cremas? En los codos, las plantas de los pies y las rodillas. La falta de una correcta hidratación cutánea puede provocar, en casos extremos, que dichas partes puedan agrietarse o fisurarse.
Para hidratar bien nuestra piel utilizando una crema hidratante debemos saber, de antemano, qué tipo de crema necesitamos. En principio debemos saber que existen dos grandes grupos de cremas hidratantes:
- Cremas hidratantes que poseen entre sus ingredientes los alfa hidroxiácidos, la glicerina, el sorbitol o la urea. Este tipo de cremas están especializadas en captar agua del exterior.
- Cremas hidratantes que poseen en su formulación aceites minerales, lanolina, óxido de zinc y siliconas. Este tipo de cremas hidratantes se ocupan de prevenir la pérdida de agua cutánea.
Junto a estos dos tipos de cremas hidratantes debemos resaltar también la existencia de emolientes que se encargan de restaurar lo que se conoce como estrato córneo. El estrato córneo es la capa más externa de la piel y los emolientes de ácido hialurónico, ácidos grasos, escualeno o colesterol sirven para restaurar el espacio entre sus células.
A la hora de escoger la crema hidratante hemos de tener en cuenta algo fundamental. Ese algo es que no hay dos pieles iguales. Así, cada tipo de piel precisa de un tipo de hidratante diferente. A la piel grasa, por ejemplo, le sentará mejor un serum o una loción hidratante de textura más fluida. Por el contrario, las cremas o bálsamos hidratantes de contenido más graso serán los productos hidratantes más adecuados para las pieles secas.
Exfoliaciones periódicas
La piel renueva sus células y se descama de manera natural. Con el paso de los años, dicho proceso se ralentiza, lo que, visualmente, tiene el siguiente efecto: la piel presenta un aspecto más seco. La no renovación de las células muertas acaba provocando que la piel se deshidrate y pierda gran parte de su densidad.
Esas células muertas que se acumulan sobre la piel y que son eliminadas forman una especie de barrera que provoca una acumulación de toxinas que impide que la piel pueda oxigenarse como es debido. Para eliminar esa barrera de células muertas hay que exfoliar la piel. Al hacerlo, mejoraremos la capacidad de hidratación de la piel y posibilitaremos que ésta pueda absorber mejor los principios activos presentes en las cremas hidratantes.
¿Cada cuánto tiempo tenemos que exfoliar la piel? Dependerá del grado de sensibilidad de la misma. Si tenemos una piel normal, podremos aplicarle un producto exfoliante cada 10 o 15 días. Si nuestra piel fuera especialmente sensible, dicho intervalo debería alargarse.
Alimentación sana y equilibrada
Del mismo modo que se refleja en otros aspectos de nuestra salud, el tipo de alimentación que llevemos también influye, tal y como hemos visto en algún post anterior, en el estado de salud de nuestra piel y, por tanto, en su aspecto. Para nutrir convenientemente a nuestra piel hay que mantener una dieta equilibrada y variada en la que tengan presencia las proteínas, las vitaminas y los ácidos grasos.
Alimentos como el aguacate, la avena, el chocolate negro, los frutos rojos, el kiwi, la naranja, la nuez, el pepino o el tomate son alimentos óptimos para hidratar la piel.
Además de con ese tipo de alimentos, los suplementos nutricionales pueden servir también para colaborar en la hidratación de la piel. El colágeno, por ejemplo, es un tipo de suplemento nutricional de gran utilidad a la hora de mejorar el estado de la piel e hidratarla. Junto a este tipo de suplementos hay que destacar algunas formulaciones orales como las siguientes:
- Cócteles de ácidos grasos poliinsaturados, aminoácidos como la lisina o la prolina, ceramidas, licopeno, precursores del colágeno y vitamina E.
- Preparaciones orales con glicina, vitamina B6, vitamina C y minerales con calcio, hierro y magnesio.
No consumir tabaco ni alcohol
¿Por qué el tabaco es malo para la piel? Porque la nicotina contrae los vasos sanguíneos y, al hacerlo, provoca que las sustancias tóxicas se acumulen en ellas. Pero esos no son los únicos efectos nocivos que la nicotina tiene para la piel. También acelera el estrés oxidativo de las células (lo que las hace envejecer más rápidamente) y altera algunas proteínas de los queratinocitos. Los queratinocitos son las células predominantes de la epidermis, la capa más superficial de la piel, y tienen, entre sus funciones, la de mantener en correcto estado la barrera cutánea.
Por su parte, el consumo de alcohol también tiene una influencia negativa sobre la hidratación de la piel. El alcohol hace que se reduzcan los niveles de oxígeno en la sangre, inhibe la producción de colágeno y reduce los niveles de vitamina A. Este triple efecto implica un envejecimiento prematuro de la piel.
Reducir o, mejor aún, erradicar el consumo de alcohol o tabaco, es una gran medida si queremos cuidar de la hidratación de la piel.
Descansar y dormir
No existe salud sin descanso ni sueño de calidad. Tampoco salud cutánea. El dormir correctamente nos permite recuperar la función de nuestro sistema inmunitario. Hay estudios que apuntan a que un descanso inferior a ocho horas afecta a la función de barrera de nuestra piel y de nuestras mucosas. También se han encontrado indicios que apuntan a que la falta de sueño también podría afectar, de manera negativa, a la producción de colágeno.
Limpia correctamente tu cutis
La limpieza del cutis es fundamental para conseguir que éste tenga un perfecto estado de salud y, por tanto, una imagen óptima. Si queremos tener una piel bien hidratada debemos borrar de su superficie cualquier rastro de maquillaje. Las partículas de éste, al igual que las que el ambiente y la contaminación dejan en ella durante el día, favorecen la deshidratación de la piel.
Lavarla bien con agua templada y, en su caso, con productos de limpieza facial adecuados, para limpiarla y dejarla libre de dichas partículas es fundamental para mejorar la hidratación de la piel.
A la hora de limpiar la piel del cutis debemos evitar los jabones fuertes, los perfumes, los tónicos o las lociones con alto contenido alcohólico y también el uso de esponjas que puedan friccionar en exceso la piel.
Toma el sol con precaución
Lo hemos dicho en más de una ocasión: el sol es un enemigo declarado de la salud de nuestra piel. El sol la reseca. El sol puede degenerar el colágeno y la elastina. Por eso debemos proteger nuestra piel del sol. Si vamos a tomar el sol y queremos cuidar la hidratación de la piel hagámoslo tras haber utilizado algún fotoprotector solar con una protección solar mínima de 30+, aunque mejor utilizar una de 50+.
Para que el fotoprotector actúe como es deseable hay que aplicarlo media hora antes de tomar el sol y re-aplicarlo cada 2 horas.
Evitar las horas centrales del día para tomar el sol y no fiarse de los días nublados son, finalmente, los dos últimos consejos que hay que tener en cuenta si queremos cuidar la hidratación de nuestra piel.