El estado de nuestra piel no es sólo reflejo de los cuidados cosméticos que le dediquemos. En gran medida, nuestra salud cutánea y la apariencia de nuestra piel será resultado directo de nuestra alimentación. Una correcta alimentación nos permitirá luchar contra los efectos que sobre la piel tienen factores externos como la contaminación, el estrés o la radiación solar.
¿Qué consejos alimenticios debemos tener en cuenta a la hora de cuidar de la piel?
En primer lugar hay que evitar o reducir al máximo el consumo de grasas trans, azúcares, alimentos procesados, bebidas gaseosas y harina blanca. Todos estos alimentos, además de hacernos engordar, favorecen la aparición de manchas y arrugas en nuestra piel.
En segundo lugar hay que potenciar el consumo de frutas y verduras para, así, cuidar de nuestra piel. Frutas y verduras hay alimentos llenos de nutrientes y antioxidantes que resultan muy beneficiosos para nuestra piel. Arándanos, col rizada, verduras de hoja, pimientos… todos estos alimentos son idóneos para aportar a nuestro organismo antocianinas (un antioxidante que combate los daños causados por los radicales libres), vitamina K (que cuida de la elasticidad de la piel), licopeno (antioxidante que reduce las asperezas de la piel) y vitamina C (fundamental en la producción de colágeno). Para asegurarte la ingesta de todos estos nutrientes nada mejor que tomar una amplia variedad de frutas y verduras de colores diferentes.
Un tercer consejo para cuidar de nuestra piel mediante nuestra alimentación es el de evitar los hidratos de carbono refinados. El pan blanco, la pasta y el arroz, al aumentar el nivel de azúcar en la sangre, se convierten en favorecedores de las arrugas y el acné. Para evitarlo, lo mejor es ingerir alimentos ricos en hidratos de carbono complejos o carbohidratos de índice glucémico bajo. Entre este tipo de alimentos encontraríamos la cebada, el arroz integral y el salvado.
Una cuarta manera de cuidar de la piel es protegerla de los rayos UV. Para ello no sólo puede recurrirse al uso de protectores solares. También hay que consumir alimentos ricos en polifenoles y flavonoides. Unos y otros son antioxidantes que protegen a la piel de los efectos dañinos de los rayos UV. ¿Qué alimentos son ricos en estas sustancias? Las ciruelas, las fresas, los arándanos, las moras, el chocolate negro o el té verde, por poner unos ejemplos.
Otros nutrientes que cumplen una importante función a la hora de proteger la piel son la vitamina E, el magnesio o el zinc. Éste, por ejemplo, ayuda a producir el colágeno y, así, a renovar la piel. ¿Dónde podemos encontrarlo? En las pipas de calabaza. Almendras y pipas de girasol nos proporcionarán la vitamina E y las nueces, el magnesio.
Para cuidar de nuestra piel mediante la alimentación hay que tener en cuenta que ésta puede a veces mostrar rojeces, irritaciones y algún tipo de inflamación. Para luchar contra la psoriasis y los eccemas hay que asegurarse de que nuestro organismo ingiere ácidos omega 3. Nuestro cuerpo es incapaz de producir omega 3 y por eso hay que obtenerlo a través de la dieta. Incluir pescados grasos como el salmón en nuestra dieta es la mejor manera de asegurarnos la ingesta de ácidos omega 3.
Lucir una piel fantástica dependerá también de nuestra regularidad intestinal. Si ésta es mala, nuestro cuerpo acumulará toxinas que, de una manera u otra, dejarán su firma en nuestra piel. El acné y las inflamaciones pueden deberse a una mala regulación intestinal. Para luchar contra ello hay que consumir alimentos con fibra que ayuden a regular nuestro tránsito intestinal. La manzana podría resultar, en este sentido, muy beneficiosa.
Lógicamente, la hidratación es uno de esos factores que no pueden obviarse cuando se habla de la relación existente entre alimentación y estado de nuestra piel. La piel, para mantenerse flexible, necesita agua. Para conseguir una piel brillante hay que beber entre 6 y 8 vasos de agua al día.
Para redondear y potenciar los efectos beneficiosos de una buena alimentación sobre nuestra piel hay que llevar una vida sana. La práctica habitual de ejercicio físico permitirá una mejor eliminación de toxinas y ello se verá reflejado en un mejor estado de la piel. Descansar convenientemente, no fumar y reducir el estrés servirá, también, para mejorar nuestra piel y su apariencia.