Una dieta sana y equilibrada no puede prescindir del consumo de la carne roja. La carne roja nos aporta una de nutrientes absolutamente necesarios para nuestra salud. Las proteínas son unos de esos nutrientes. El hierro, otro. Pero la carne roja nos aporta también una importante cantidad de grasa. Que esa grasa no sea excesiva es algo que debe preocuparnos si deseamos mantener una dieta saludable. El exceso de consumo de esa grasa se asocia al aumento del colesterol y, por ello, a la aparición de todo tipo de enfermedades cardiovasculares.
España es un país en el que se consume demasiada carne roja. 2,5 veces más, según apuntan algunas autoridades sanitarias, de la que debería consumirse. Sin embargo, y éste es un dato que invita al optimismo, cada vez son más los españoles que, conociendo los riesgos del consumo excesivo de carne roja, lo reducen hasta límites más saludables.
A la hora de reducir el consumo de carne roja hay que buscar qué tipo de alimento puede servir para aportar esas proteínas que el cuerpo necesita para funcionar correctamente sin aportar al mismo tiempo esas grasas tan nocivas. Una buena manera de sustituir las proteínas de la carne roja es servirse de las proteínas vegetales que puede aportar una equilibrada combinación de cereales y legumbres. Las legumbres, combinadas con cereales, aportan proteínas de calidad similar a las que aportan los productos animales.
Al igual que los cereales y las legumbres, el pescado, las carnes blancas (pollo, pavo y conejo), la leche semidesnatada y los derivados lácteos bajos en grasa pueden servirnos para aportar a nuestro organismo proteínas de buena calidad. Sustituir el consumo de carnes rojas por este tipo de productos puede servirnos para seguir incorporando proteínas a nuestro organismo evitando al mismo tiempo la ingesta de demasiadas grasas.
Por otro lado, el hierro que nos aportan las carnes rojas puede, también, obtenerse de otros alimentos como pueden ser las legumbres. Eso sí: el hierro presente en las legumbres es menos absorbible por el cuerpo humano que aquél que está presente en las carnes rojas. O, dicho de otro modo, son de más baja biodisponibilidad. Para conseguir una mejor absorción del hierro contenido en las legumbres es muy aconsejable tomarlas combinadas con frutas ricas en vitamina C como pueden ser la naranja, la mandarina, las fresas, el kiwi…
El hecho de vivir en un país como España nos permite el tener un fácil acceso a todo este tipo de alimentos. Los pescados, las frutas, los cereales, las legumbres, las verduras… son parte esencial de eso que se ha dado en llamar dieta mediterránea y que no es otra cosa que una alimentación equilibrada y basada en el consumo de productos variados y de temporada. El alejamiento de este tipo de dieta (tradicional en la cultura española) es fruto, en gran parte, de los cambios sociales experimentados. La vida urbanita nos aleja de ciertos hábitos de consumo alimenticio y nos acerca a otros que, no siendo tan sanos y combinados con el sedentarismo propio de muchos de nuestros oficios, se convierten en una bomba de relojería que, introducida dentro de nuestro organismo, amenaza con estallar en cualquier momento. Abandonar esos hábitos es de vital importancia para poder gozar de un mejor estado de salud.