La música juega un papel esencial en la celebración de la boda. Lo hace en la ceremonia (tanto si ésta es una ceremonia de carácter religioso como si no) y lo hace, también, en el banquete. Escoger los temas adecuados puede ayudar de manera determinante a aumentar la emotividad de la celebración y a amenizar el baile. Por eso la música no puede escogerse al tuntún. En cierto modo, la música es, también, reflejo fiel de la personalidad de los contrayentes. Algo así como un retrato suyo. Su huella. Y esa huella debe quedar, también, reflejada en la selección de las piezas musicales que sonarán en una boda.
La música en una ceremonia religiosa nupcial
Hay muchos tipos de ceremonias religiosas nupciales. Cada religión tiene la suya, tal y como iremos comprobando en próximos posts. Dentro de nuestra sociedad, sin embargo, lo más habitual es que esas ceremonias sigan el ritual propio de la Iglesia Católica. Veamos, a continuación, los momentos especiales de dicho ritual y qué música elegir para una boda católica.
Las bodas católicas tienen siete momentos de especial relevancia: la entrada, la ceremonia, el ofertorio, las lecturas, la paz, la comunión, y la salida. Cada una de esas partes del ritual matrimonial debe ser señalada con una música particular y especialmente seleccionada para ese momento.
Autores clásicos para la música de una boda católica
Si queremos escoger música para una boda católica debemos saber que hay estándares ya señalados y habitualmente usados en esos instantes. Por ejemplo: ya se da por supuesto que la Marcha Nupcial de Mendelsonhn es, invariablemente, una música que no puede faltar. Tal vez la culpa de la presencia casi inevitable de esa pieza la tenga la princesa Victoria de Inglaterra, que en su boda con el príncipe Federico Guillermo de Prusia decidió escoger dicho tema para su entrada a la iglesia.
Pero lo habitual y tradicional no quiere decir, ni mucho menos, que sea lo único que pueda hacerse. También se pueden buscar otros temas que, siendo también muy adecuados para señalar el momento, huyen de lo previsible y reiterativo. Es ahí donde resuena el nombre de Haendel, uno de los autores que no suelen faltar en las ceremonias religiosas. Si su Marcha del Príncipe de Dinamarca puede ser una música perfecta para acompañar la entrada del novio en la iglesia, el Canticorum o la Llegada de la Reina de Saba pueden hacerlo con la de la novia.
Tras el de Haendel hay otros nombres que difícilmente pueden obviarse cuando hablamos de música para una boda católica. Entre estos nombres encontramos los de Schubert, Vivaldi, Bach, Mozart, Purcell, Pachelbel… Hay composiciones de estos autores muy apropiadas e indicadas para añadir solemnidad a la ceremonia. El sello personal de los contrayentes se notará en la elección que se haga.
Sobre organistas, coros y cuartetos de cuerda
Otra de las decisiones que hay que tomar a la hora de elegir la música para una ceremonia nupcial católica es el tipo de reproducción que vamos a utilizar. Lo más habitual es recurrir a la música grabada para reproducir los diferentes temas. Hay iglesias, sin embargo, que cuentan con organista. Otra opción es la de añadir un cuarteto de voces a este organista. También existe la opción de contratar a un solista (tenor, barítono o soprano). O puede haber un coro.
Para tomar una decisión al respecto no sólo hay que calibrar el coste de cada una de las opciones señaladas. También hay que tener en cuenta las restricciones que pueda imponer la iglesia. En cualquier caso, la negociación del número de piezas y su colocación dentro de la ceremonia deberá pactarse con el sacerdote que es, finalmente, quien oficia la ceremonia.
Una opción elegante es la de elegir una formación con instrumentos de cuerda, sola o con cantantes. Los instrumentos solistas, por su parte, pueden ser el violín o el chelo. También la trompeta, aunque este instrumento es más habitual en las ceremonias inglesas que no en España, donde, francamente, no suele ser habitual. La orquesta de cámara, lógicamente, sería una opción al alcance de pocos bolsillos y propia de bodas principescas.
La música en una boda civil
¿Y si la boda fuera civil? ¿Qué música escogeríamos para una ceremonia de este tipo? Al igual que sucede con las ceremonias de matrimonio religiosas, las bodas civiles tienen una serie de «momentos cumbres». Esos momentos serían, principalmente y por orden, los siguientes: entrada de la novia, lecturas y salida de los novios de la ceremonia.
No hace falta decir que hay cientos de canciones y un largo listado de autores que pueden servir para cada uno de esos momentos. La elección de un tema musical u otro dependerá en exclusiva de los novios y de su personalidad. Cada pareja tiene su propio listado de canciones para una boda.
La música en el banquete de bodas
Una vez seleccionada la música de la ceremonia civil o religiosa hay que centrarse en la elección de la música para la celebración en el restaurante. Esta celebración tiene también varios puntos importantes. La entrada de los novios en el restaurante, por ejemplo, sería uno de ellos. También lo sería el del primer baile como esposos. O el del brindis. O el de la entrada de los platos. O el de la entrada y el corte del pastel. O la música que suele acompañar a ese momento único y lleno de excitación en el que la novia lanza su ramo. Todas esas piezas deben ser elegidas por los novios, que elegirán, también, quién las interpretará.
La opción orquesta
Qué duda cabe que la orquesta es, en cuanto a animación, la opción preferible. Pero, seamos sinceros, la opción de elegir una orquesta o un grupo musical para amenizar musicalmente una boda no es una opción que esté al alcance de todos los bolsillos y, si lo está, siempre lo es a costa de comerse una buena parte de un presupuesto que, de otro modo, podría estar destinado a la elección de un restaurante más bello y elegante con un menú más exclusivo. No obstante, si finalmente ésa es la opción escogida, hay que tener claro varias cosas. Por ejemplo: cuántos instrumentos toca la banda. O cuántos músicos son en total. Hay que conocer su horario, sus descansos, su repertorio… Sabido esto, hay que verificar con el equipo organizador del restaurante que el mismo cuente con todo lo necesario para poder instalar los aparatos de sonido, los instrumentos y el equipo de iluminación. Si no disponen de los equipos necesarios, siempre se puede contratar por separado.
La opción Dj
Una opción más económica para poner música en una boda que la contratación de un grupo o banda es la elección de un Dj (siempre que el Dj, claro, no sea David Guetta). Un Dj tiene miles de canciones al alcance de su mano y puede, observando el desarrollo de la boda, inyectar o no adrenalina al baile. Él podrá pasar del swing al vals y de éste al rock alternativo a velocidad de vértigo. Cada Dj tiene su estilo y su forma de animar un evento. Pide referencias e infórmate antes de optar por uno.
La opción pen drive o iPod
Otra opción, más sencilla aún (y más barata) es la de echar mano a un reproductor de música digital que reproduzca la música que, previamente, tú y tu pareja hayáis seleccionado y hayáis introducido en un dispositivo tipo iPod o en un pen drive. Lógicamente, ni el iPod ni el pen drive son el medio ideal para amenizar musicalmente una boda. Con los aparatitos de marras no hay feedback y no pueden modularse los ritmos verdaderos de la fiesta. Todo es muy frío.
Si se quiere disponer de una cierta flexibilidad y de un cierto grado de intervención en directo a la hora de seleccionar la música que debe sonar hay que recurrir, ineludiblemente, a una persona (quizás un amigo) que se encargue de ir seleccionando qué canción, de las que están en el iPod, debe sonar. Pero eso, ciertamente, nos parece un poco abusivo. ¿Qué os ha hecho ese amigo para que lo condenéis a no poder disfrutar de la boda como el resto de invitados?
En cualquier caso, el reproductor de música digital deberá conectarse a un sistema de sonido. ¿El restaurante te lo suministra? ¿Dispone de altavoces? Siempre puedes optar, sin embargo, por la opción de buscar una empresa de alquiler de sonido que os proporcione el equipo necesario para reproducir esa música para la boda que con tanto mimo habréis seleccionado.