La organización del banquete de bodas no sólo requiere energía. También requiere tiempo. Mucho tiempo y mucha previsión. Todo debe estar programado, y cuanto más programado esté, mucho mejor. La clave para el éxito de cualquier evento de este tipo es la planificación. La planificación es la mejor garantía para evitar fallos y para dar la respuesta más rápida y adecuada a cualquier imprevisto indeseable que pudiera producirse en el transcurso de la celebración.
¿Qué tipo de banquete quieres celebrar?
Antes de sumergirte en el tsunami de preocupaciones, desvelos, inquietudes e inseguridades que acarrea toda la preparación de una boda detente durante un tiempo en pesar en varias cosas. Piensa, por ejemplo, en las bodas a las que has asistido. Piensa en las bodas que hayas visto en televisión y también, cómo no, en el cine. ¿Cuáles de ellas te parecen demasiado por encima de tus pretensiones? ¿Cuáles por debajo? ¿Recuerdas lo que no te gustó de alguna de esas bodas a las que asististe? Si lo haces, piensa que, muy seguramente, no fuiste a la única persona a la que tal o cual detalle no gustó.
Para decidir el tipo de banquete nupcial que vas a celebrar debes, por encima de todo y en primer lugar, decidir el nivel de formalidad del mismo. Ese nivel de formalidad acostumbra a depender de la hora del día a la que va a celebrarse la boda y del estilo general de la misma.
Por ejemplo: si tienes la mente puesta en una boda mañanera es muy probable que la tengas también en una celebración informal o semi-informal. Puede cuadrarle perfectamente bien a ese horario una especie de lunch con porciones pequeñas de comida que puedan comerse en la mano y que estén colocadas sobre bandejas situadas en mesas diseminadas por toda la sala. Se puede pensar en este caso en agrupaciones de sillas colocadas en distintos puntos de la sala para que la gente pueda sentarse a conversar, dejando así un espacio abierto para acercarse a los puntos en los que se encuentra la comida. Los invitados, en un tipo de celebración como de la que estamos hablando, pueden coger sus propios utensilios de acuerdo con el tipo de alimento que vayan a degustar.
Si se piensa, por el contrario, en una celebración fijada para primeras horas de la tarde, poco después del mediodía, entonces es adecuado pensar en una recepción o banquete semi-formal o, directamente, formal. En estos casos, los asientos están habitualmente asignados y los cubiertos también; los camareros sirven el agua, el vino y el cava para el brindis y, lógicamente, también los diferentes platos que vayan a degustarse en el banquete de bodas.
Si la celebración tiene lugar por la noche, entonces la boda es una boda formal o ultra-formal. La cena, en este caso, es un deber ineludible que debe guardar una perfecta armonía con todo el resto de elementos de la celebración (invitaciones, ornamentos florales, decoración de la sala…). No cuadran, por ejemplo, una boda eclesiástica tradicional celebrada por la tarde-noche con una cena de estilo casual. Por eso es importante planificar convenientemente el tipo de banquete o recepción que se va a ofrecer.
La elección del lugar
Para que el banquete salgan de acuerdo a nuestros gustos, es importante, sobre todo, encontrar el lugar adecuado en el que celebrarlo. El escoger el lugar adecuado es, también, una muestra de consideración para con los invitados. Que estén cómodos y se sientan agradablemente tratados es la mejor manera de agradecer a esos invitados el hecho de compartir con nosotros un día tan especial.
A los invitados a una recepción nupcial de este tipo también les hará sentirse a gusto el hecho de que, para llegar al restaurante en el que va a celebrarse la misma, no tengan que desplazarse en exceso. Si el acceso al lugar de la recepción se vuelve especialmente complicado porque existan restricciones de acceso o porque el estacionamiento esté limitado, hay que plantearse la opción de alquilar algún autobús o medio de transporte que se encargue de trasladar a los invitados al lugar de celebración de la boda.
Es importante, igualmente, tener en cuenta la capacidad del lugar en el que se celebrará el banquete y el fácil acceso al salón y a los baños públicos de los invitados a la boda. Hay que pensar especialmente en los niños, en los ancianos y en las personas con algún tipo de limitación en su movilidad.
Respecto a todos estos aspectos, las principales preguntas que toda persona que se enfrente a la tarea de planificar un banquete nupcial debe hacerse son las siguientes:
- ¿Cuántos invitados como mucho pueden caber en ese espacio?
- ¿Hay un equipo suficiente de camareros como para servir de una manera más o menos ágil y sin grandes esperas entre plato y plato un menú como el que has elegido para tu boda?
- ¿Es el espacio destinado a la celebración lo suficientemente grande (o pequeño) como para colocar las mesas y asientos tal y como lo has imaginado?
Contestadas estas preguntas, ha llegado la hora de dar otro de los pasos decisivos en la organización de una boda: la elección del restaurante.