Una de las enfermedades que acabamos padeciendo muchas mujeres es la osteoporosis, una enfermedad de los huesos caracterizada por la disminución de la densidad de la masa ósea. Por culpa de la osteoporosis, los huesos se vuelven más porosos y el número de celdillas o cavidades que existen en su interior aumentan. Debido a aumento de las celdillas en el interior de los huesos, éstos se vuelven más frágiles y menos resistentes a los golpes, por lo que se fracturan con mayor facilidad.
Entre las causas que provocan la osteoporosis podemos destacar la edad (a partir de los 35 años se empieza a perder masa ósea), la menopausia, el alcoholismo, el tabaquismo, el consumo de diferentes fármacos como pueden ser los glucocorticoides o los tratamientos hormonales utilizados para el tratamiento del cáncer de mama, o diferentes enfermedades (reumáticas, hepáticas, endocrinas, etc.).
Las estadísticas más recientes dicen que aproximadamente dos millones de mujeres padecen osteoporosis actualmente en España y que ella es la causante de unas 25.000 fracturas anuales. Las estadísticas afirman también que una de cada cuatro mujeres postmenopáusicas padece osteoporosis.
Hábitos contra la osteoporosis
Los expertos médicos aconsejan mejorar nuestros hábitos de vida para prevenir la osteoporosis. La prevención, afirman, es la mejor estrategia a la hora de tratar esta enfermedad ósea. Para prevenir la aparición de la osteoporosis hay que incluir en nuestras rutinas vitales aquellos hábitos que favorezcan la creación de masa ósea o, cuanto menos, disminuyan su pérdida. Dentro de dichos hábitos vitales contra la osteoporosis podríamos destacar:
- Mantener una alimentación adecuada que nos aporte los nutrientes necesarios para formar masa ósea.
- Realizar ejercicio físico de una manera regular y adaptado a nuestras características personales. El correr o el aerobic (útiles para fortalecer los músculos), combinado con ejercicios posturales o de equilibrio como pueden ser el taichí y el yoga, puede ser una buena opción a la hora de escoger un tipo de ejercicio físico que nos ayude a luchar contra la osteoporosis.
- Realizar actividad de una manera más o menos regular al aire libre para, así, beneficiarse de los efectos positivos del sol.
- Erradicar el consumo de tabaco y reducir al mínimo el del alcohol, pues uno y otro provocan una disminución en la absorción del calcio.
Entre las recomendaciones alimenticias que suelen realizarse para intentar luchar contra la osteoporosis figuran la de no abusar en nuestros hábitos nutricionales de la ingesta de vitamina A (inhibe el efecto de la vitamina D e incrementa el riesgo de fractura), sal (puede provocar pérdida de masa ósea en mujeres edad postmenopáusica), proteínas (puede producir acidosis metabólica y, con ello, obligar al hueso a liberar calcio para neutralizarla) y cafeína.
Nutrientes contra la osteoporosis
Una buena alimentación es, pues, la mejor manera de prevenir la osteoporosis. Una dieta efectiva contra la osteoporosis debe ser una dieta rica en frutas, verduras y cereales integrales y en la que no falten una serie de nutrientes básicos.
Entre dichos nutrientes básicos podemos encontrar los siguientes:
- Calcio. Fundamental en la mineralización del cuerpo. Podemos encontrarlo en los productos lácteos (leche y, especialmente, yogurt), en las legumbres, en las hortalizas de hojas como la rúcula o la lechuga, en semillas como el sésamo o en pescados como las anchoas o las sardinas.
- Vitamina D. Fundamental para ayudar a absorber el calcio a nivel intestinal. Esta vitamina la obtenemos, fundamentalmente, gracias a nuestra exposición al sol. Podemos encontrar la vitamina D en el aceite de hígado de bacalao, en pescado como el salmón o la sardina y en la yema de huevo y la mantequilla.
- Vitamina K2.
- Potasio.
- Fitoestrógenos.
Como no siempre se da el caso de que las rutinas alimentarias nos proporcionan todos los nutrientes necesarios para luchar contra la osteoporosis, en ocasiones nos es necesario recurrir a algunos suplementos nutricionales que nos ayuden a compensar las posibles carencias. Éstas se pueden hacer más evidentes en determinadas circunstancias vitales (por ejemplo, y en el caso del calcio, durante el embarazo o la lactancia).
El suplemento nutricional contra la osteoporosis más utilizado comúnmente es el de calcio, pero no es el único. También el de magnesio es muy utilizado. De hecho, deberían tomarse uno y otro de manera conjunta. ¿Por qué? Porque uno complementa al otro y se potencian mutuamente.
Los suplementos de vitamina D son también muy utilizados para tratar o prevenir la osteoporosis. Como hemos señalado anteriormente, la vitamina D ayuda a absorber el calcio. Al mismo tiempo, la vitamina D ayuda a absorber el fósforo, un nutriente que también resulta esencial para la salud ósea y dental. Lo más recomendable es llegar, en estados carenciales, a ingerir 800 unidades internacionales diarias. La alimentación habitual, sin embargo, sólo permite alcanzar las 200. Esa carencia, pues, hay que paliarla con suplementos nutricionales de vitamina D.
A la hora de consumir suplementos nutricionales de vitamina D no hay que excederse, ya que un exceso de producción de vitamina D puede provocar que se eleve el nivel de calcio en la sangre y que éste se acabe fijando bien en órganos internos como los riñones (provocando, pues, la aparición de piedras), bien en las paredes de los vasos sanguíneos. La acumulación de calcio en las paredes vasculares provoca el endurecimiento de las mismas, lo que, indudablemente, no resulta beneficioso para la salud.
Más allá de los suplementos de calcio y el de vitamina D, otros suplementos para combatir la osteoporosis muy habituales son: el de ácido fólico o B9, los de vitamina B6 y B12 (cobalamina), los de boro, el ya citado de magnesio, el de vitamina K, el silicio natural, la lisina, el de manganeso, los de las vitaminas C y E, y los de cobre, zinc y fósforo.