¿Fotografía tradicional o fotografía de autor?
Ésa es, principalmente, la primera decisión que se debe tomar: escoger entre un tipo de fotografía tradicional y una fotografía más original y de autor para el book fotográfico de boda. Para ello, es necesario informarse convenientemente y, por supuesto, conocer el tipo de trabajo que realiza ese fotógrafo en concreto y sus tarifas. Hay que saber, antes de perder y hacer perder el tiempo a ese profesional, si sus tarifas se ajustan al presupuesto del que se dispone.
Conociendo el presupuesto se podrá empezar a decidir qué contenido tendrá, aproximadamente, el reportaje. Es decir: ¿habrá fotos pre-boda y postboda? ¿Se harán fotografías en casa del novio? ¿Y de la novia vistiéndose? ¿Habrá que ir a hacer fotos a un lugar que no es la iglesia (en caso de ceremonia religiosa) o el restaurante? Todos tenemos en mente las fotos en jardines, al lado de la playa, junto a algún monumento de especial relevancia… La inclusión o no de todas estas variables hará variar el precio de manera ostensible.
Confianza y comunicación
Sabido todo esto es importante resaltar la necesidad de que exista una fluida comunicación entre los novios y el equipo de fotógrafos. Es importante que los primeros confíen en el segundo. Haciéndolo, será mucho más fácil relajarse para, así, ofrecer una imagen espontánea en las fotografías. No hay nada peor que el envaramiento en una foto de bodas. Si se nota en exceso el posado, la frescura desaparece y la fotografía se convierte en algo demasiado fingido como para transmitir emoción.
Para que esa confianza se afiance, es importante observar impreso otros trabajos que el mismo fotógrafo o equipo de fotógrafos haya realizado. Sólo de ese modo podrá comprobarse la calidad verdadera de dicho trabajo y actuar en consonancia. Y dejar bien claro que no deben existir subcontrataciones. Las fotografías deben ser realizadas por el fotógrafo elegido y no por otro que éste haya subcontratado.
Contrato con el fotógrafo de bodas
La mejor manera de asegurarse de que se va a proceder de ese modo es especificándolo claramente en el contrato. En ese mismo contrato se especificarán, también, las horas de inicio y finalización de los servicios y los contenidos exactos de los mismos.
Todos estos datos deben haber quedado meridianamente claros en la conversación mantenida por los novios con el fotógrafo previamente a su contratación. En esa conversación, a los novios deberá quedarles claro, por ejemplo, si el fotógrafo trabaja solo o acompañado, si utiliza un equipo extra (sombrillas, reflectores, escaleras…), cuánto tiempo tardará en entregar las fotos, si se adjuntará cd con las fotos o, por el contrario, el cd no forma parte del reportaje; si ofrece servicio de vídeo…
Lógicamente, toda esta conversación (y la consiguiente aclaración de dichos puntos) puede tener mucho de negociación. Los fotógrafos de bodas acostumbran a ser bastante flexibles, por lo que el margen de maniobra puede ser bastante amplio. Pero nunca está de más escuchar sus consejos y atender a ellos. El oficio es el oficio y la experiencia, como acostumbra a decirse, siempre es un grado. Y el fotógrafo siempre podrá proporcionar un consejo que nos sea útil a la hora de conseguir un buen reportaje fotográfico del día de la boda.
Importancia del book fotográfico de bodas
Conociendo todo eso, y teniendo siempre presente el presupuesto que se desea destinar a fotografía, se podrá decidir la contratación o no. Como se comentó al principio, puede existir la tentación de intentar rebajar el presupuesto del servicio de fotografías para la boda para, así, poder potenciar otros aspectos como pueden ser el postre o las bebidas. Bien mirado, ésa es una manera de actuar curiosa y, en el fondo, extraña. Después de todo, el elemento de la boda que está llamado a perdurar y a hacer perdurar durante más tiempo un buen ramillete de recuerdos, más allá, incluso, que el lugar elegido para celebrar la boda, es, precisamente, el reportaje nupcial. Por eso merece la pena dedicarle especial atención. El banquete, la tarta y la bebida son, después de todo, elementos efímeros. Una fotografía, no. Y la fotografía será la que mejor sirva, dentro de 20 años, para recordar el día de tu boda.