Las investigaciones nutricionales sobre los diferentes alimentos han servido históricamente para destacar la importancia de determinados elementos químicos y naturales. Uno de los elementos a los que en los últimos tiempos se les ha prestado más atención es al silicio.
El silicio está relacionado directamente con los procesos regenerativos celulares. Por eso el silicio es, cada vez más, un componente presente en muchos productos cosméticos destinados al cuidado de la piel o el cabello.
Todos los seres vivos contenemos silicio. De hecho, el silicio es, tras el oxígeno, el segundo elemento químico más abundante en nuestro planeta. Presente en forma arenosa, es absorbido por plantas y vegetales. Estos son los encargados de convertir el dióxido de silicio (así se halla, el silicio, en la naturaleza) en silicio orgánico, es decir, en la forma del silicio apta para que pueda ser consumida tanto por los animales como por el ser humano.
Los seres humanos poseemos silicio prácticamente en todas las partes de nuestro cuerpo. Dientes, huesos, cartílagos, uñas, cabello y tejidos conectivos serían, en nuestro caso, aquellas partes del cuerpo en las que la presencia del silicio sería mayor.
Propiedades beneficiosas del silicio
Entre las propiedades beneficiosas del silicio podemos encontrar las siguientes:
- Participa en la producción de fibras como la elastina y el colágeno. Al hacerlo, el silicio sirve para aumentar tanto la resistencia como la elasticidad de huesos, tendones y articulaciones.
- Mejora la circulación sanguínea y la salud cardiovascular resultando muy efectivo en la lucha contra la circulación.
- Reduce los niveles de colesterol.
- Alivia dolores musculares a quien haya padecido contracturas o algún tipo de inflamación, por lo que muchos fisioterapeutas lo utilizan como analgésico.
- Cumple funciones de antienvejecimiento dérmico. Al fomentar la producción de colágeno y elastina previene la aparición de arrugas y restaura la firmeza de la piel.
- Fortalece cabello, uñas y dientes.
- Nos ayuda a desintoxicarnos de metales pesados como pueden ser el plomo, el cadmio, el aluminio o el mercurio; metales que entran en nuestro organismo a través del aire, los alimentos o, incluso, el agua.
Que nuestro cuerpo produzca silicio de manera natural no quiere decir que lo haga siempre y a lo largo de toda la vida de la misma manera. Los estudios demuestran que, tras cumplir los 40, la síntesis del silicio se reduce de manera considerable. A partir de ese momento deberá ser la alimentación o los complementos nutricionales los que nos permitan mantener unos niveles óptimos corporales de silicio.
Alimentos con silicio
Como puede deducirse de lo que hemos dicho anteriormente, serán los alimentos de origen vegetal aquellos que, en nuestra dieta, más alto nivel de silicio posean.
Entre ellos podemos destacar los siguientes: cereales integrales, judía verde, plátano, setas, pepinos, frutos secos, zanahorias, uva (con piel), espinacas, mango, piña, semillas de girasol, rábano, apio, lentejas, mijo (el mijo marrón es el alimento con más silicio), tomate, pasas, manzana, cilantro… También la cerveza, así como la cebada, es muy rica en silicio.