Si hay un cereal de moda, ésa es la espelta. Olvidada durante décadas, esta variedad de trigo se empezó a cultivar hace 7.000 años en Irán para luego expandirse por amplias zonas del planeta, desde la antigua China hasta el Antiguo Egipto. En la primera la espelta se utilizaba como alimento pero también como ingrediente para elaborar la cerveza. La llegada a Europa convirtió a la espelta en el ingrediente principal del pan consumido por las clases más acomodadas. Las clases más pobres, por su parte, consumían el llamado pan de centeno.

En ciertas regiones del planeta a la espelta se la conoce con el nombre de trigo verde o trigo salvaje y en Oriente es utilizada para elaborar el bulgur, una comida típica consistente en cocer los granos de espelta en una parrilla para partirlos luego y, posteriormente, combinarlos con todo tipo de alimentos. Si uno repasa el recetario de países como Turquía puede encontrar un amplio listado de formas distintas de cocinar y combinar el bulgur.

La espelta posee algunas características que la diferencian del trigo común. Una de ellas es la de ser más difícil de procesar. Otra, la de ofrecer menos rendimiento por hectárea. Es decir, en las mismas hectáreas de terreno puede recolectarse más trigo que espelta. Por otro lado, la espelta es más resistente a los cambios climáticos, aguanta temperaturas más extremas y posee una mayor resistencia frente a las enfermedades.

Durante el siglo XIX se redujo drásticamente el consumo de espelta (la progresiva mecanización de los cultivos, su pequeño tamaño y su difícil panificación potenció el papel del trigo) y ha sido en los últimos tiempos, con el renacimiento de la medicina natural y el aumento del interés de las personas por mantener una dieta sana y equilibrada, cuando la espelta ha vuelto a atraer el interés de los consumidores, que han vuelto a consumirla no sólo convertida en pan, sino como ingrediente de repostería, como cereal en los desayunos o en forma de barritas energéticas.

Beneficios de la espelta

Los dietistas han destacado los múltiples beneficios que la espelta tiene para el organismo y son muchos los que han resaltado que la misma es un cereal muy interesante para los deportistas.

El hecho de contar con múltiples vitaminas (E, B1, B2, B3, B6 y B9) y minerales (sodio, potasio, calcio, fósforo, magnesio, zinc, hierro) convierten a la espelta en un producto muy recomendable para todos aquellos deportistas que practiquen un deporte de resistencia.

La espelta, que contiene los 8 aminoácidos esenciales para el cuerpo humano, aporta también a nuestro organismo una importante dosis de grasas, proteínas, carbohidratos y fibras. Éstas últimas hacen de la espelta un alimento favorecedor de la digestión. Su facilidad a la hora de digerirse lo convierte en un grano perfecto para luchar contra el estreñimiento.

La espelta posee un índice glucémico bajo. El organismo, pues, la asimila de una manera lenta y progresiva, lo que evita los altibajos de glucosa en la sangre.

La espelta favorece la desaparición de las cefaleas y disminuye la aparición del acné.

La espelta repara nuestros tejidos y fortalece el sistema inmunológico gracias a la presencia en ella de magnesio y ácido silícico.

La espelta contiene altas dosis de triptófano. El triptófano es un aminoácido que genera serotonina, una sustancia que desempeña una función fundamental a la hora de reducir el estrés y favorecer el sueño. Quizás por eso al triptófano se le llama el aminoácido de la felicidad.

A la hora de consumir espelta hay que tener en cuenta que, aunque en menor cantidad que el trigo, también contiene gluten, lo que la convierte en un alimento vedado a los celíacos.

La compra de productos elaborados con espelta se ha simplificado en los últimos tiempos. Al convertirse en un cereal de moda son ya muchas las panaderías y otras tiendas especializadas en la venta de productos ecológicos las que venden panes elaborados con harina de espelta y otros productos alimenticios (pasta, galletas, croissants, etc.) elaborados con espelta.