Para evitar este tipo de problemas lo mejor es aplicar unas cuantas normas de etiqueta y sentido común. Por muy casual que se decida que sea una boda, siempre es necesario un cierto protocolo. El protocolo de una boda, al fin y al cabo, sirve para poner orden en algo que podría hacerse muy complicado si se dejara en manos de la improvisación. La improvisación podría hacer que alguna persona se sintiera dolorida y afectada por algún tipo de malentendido o de desaire no deseado. Implantar unas normas de protocolo que ayuden a mantener un orden lógico debe ser prioritario al organizar una ceremonia nupcial. Vamos a dar unas directrices para que el casting de protagonistas y personajes de reparto se realice de manera correcta.
El papel de los novios
Lógicamente, novia y novio son personajes imprescindibles del reparto de una ceremonia nupcial. Ellos son los protagonistas absolutos. Sin ellos, no hay producción ni película ni historia que contar. La novia es, fundamentalmente, la estrella del show. Todo el mundo la mira. Todo el mundo está pendiente de ella. Por eso, en primer lugar, son su gusto y son sus sueños los que deben primar sobre todo lo demás. ¿Qué tipo de boda desea para ella? ¿Pequeña o grande? ¿Formal o informal? ¿En interior o al aire libre? ¿Con qué tipo de vestido? ¿Con quién iniciará el baile? ¿Lo hará con su padre? ¿Lo hará con su recién estrenado marido? ¿Tendrá damas de honor? Todas estas respuestas deben ser contestadas por la novia.
Lo habitual es que sea ella quien, previa negociación con el novio (co-estrella de la producción), de una manera u otra imponga sus gustos y sus deseos en lo referente al tipo de boda a celebrar. Los novios, en esa negociación, no sólo establecen fecha y hora de la celebración. También se encargan de realizar la lista de invitados, de prever a cuántos de ellos habrá que buscar alojamiento, de decidir el lugar de celebración del banquete de bodas, el menú, el tipo de tarta, los regalos de recuerdo, la música… En definitiva: todo lo que, fundamentalmente, afecta a la boda en sí y, con ello, al presupuesto de la misma. En ello se incluye también el viaje de novios. Ese viaje será, lógicamente, a un lugar que ilusione a novia y novio al mismo tiempo. De ambos, también, será la tarea de agradecer los regalos a los invitados con algún tipo de nota.
Los padres en la boda
Los padres de los novios son otros de los personajes imprescindibles y que adquieren un cierto papel protagonista. Tradicionalmente, la madre de la novia tiene una mayor responsabilidad en los preparativos de la boda. Ella acostumbra a ser una guía y un apoyo para su hija, sobre todo en lo que se refiere al aspecto personal a mostrar (vestido, peinado, calzado, joyas, etc.). El grado de intensidad de esa colaboración dependerá, también, de la relación existente entre madre e hija y, por supuesto, de la cercanía geográfica. Siempre que sea posible, la de la madre de la novia será una gran ayuda para su hija cuando ésta tenga que enfrentarse, por ejemplo, a la elección del catering o de los adornos florales o de la tarta nupcial. También puede ayudarle a llevar un control de la lista de bodas o de los regalos recibidos o de las confirmaciones de asistencia. Cualquier ayuda será buena para una novia que, muy probablemente, pase en algún momento de todo el proceso de organización de la boda por algún instante de nervios o ansiedad.
La ayuda de la madre de la novia es, también, fundamental en el momento en que se viste la novia. También lo es en la recepción de los invitados. Y en el baile con el novio. La madre de la novia, de hecho, puede actuar como anfitriona junto al resto de padres.
El padre de la novia es, también, un personaje muy importante de la boda. Aparte de apoyar emocionalmente a la niña de sus ojos y de ayudar a su mujer en lo posible, el padre de la novia se encarga de financiar una buena parte de la boda.
Si hay padres divorciados de por medio, todo puede complicarse un poco más. Padres y padrastros entran a engrosar la lista de preocupaciones de los novios y entonces se hace necesario hilar muy fino para no ofender a nadie o para que nadie se sienta menospreciado por su emplazamiento y su papel a desempeñar en la boda. Por ejemplo, si los padres de la novia están divorciados y la madre acude con su nueva pareja, la novia puede optar por hacerse acompañar por su padre por el pasillo, en la entrada a la iglesia, y porque su padrastro se encargue de realizar una de las lecturas de la ceremonia matrimonial.
Esta preocupación por el emplazamiento y sobre los papeles a interpretar por cada uno de los padres, padrastros, madres y madrastras debe tener efectos no sólo sobre cómo se coloquen los invitados en las mesas del restaurante, sino también sobre qué lugar ocuparán en el lugar en que se celebre la ceremonia de matrimonio en sí, especialmente si ese lugar está en el interior de un recinto religioso (iglesia, catedral, monasterio, etc.). Esto es mucho más sencillo si todo el mundo se lleva bien. Si no es así, todo puede volverse un poquito más complicado.