Tal vez suene a lugar común el hablar de los múltiples beneficios alimenticios de los frutos secos, pero hay lugares comunes que lo son porque hay mil y una razones que hacen que sea así. Expertos nutricionistas dicen que los frutos secos son algo así como paquetes casi perfectos de nutrientes, alimentos en los que confluyen proteínas, fibra, grasas saludables, antioxidantes, vitaminas, minerales…

Para comprobar hasta qué punto la ingesta de frutos secos es muy importante para nuestra salud basta con observar los nutrientes aportados por el que seguramente es el fruto seco más completo de entre todos ellos: las nueces.

Las nueces, buenas para el cerebro

Originarias del Asia menor y del sudeste de Europa, las nueces se cultivan ahora mismo en las zonas templadas de África, Asia, América del Norte y Europa. EEUU (y en particular el estado de California) es, en la actualidad, el mayor productor mundial de este fruto seco cuya forma recuerda al cerebro. Ese paralelismo entre la forma de la nuez y la forma del cerebro ha hecho que, de manera popular, se haya dicho que las nueces son muy buenas para el cerebro.

Más allá de las argumentaciones populares para defender el consumo de nueces hay que buscar razones científicas que expliquen el por qué el consumo de nueces puede resultar muy interesante para nuestro funcionamiento cerebral. Y las razones científicas se resumen principalmente en una palabra: Omega 3.

Los Omega 3 son, como sabemos, un tipo de ácido graso. Y de grasa es, principalmente, de lo que está hecho el cerebro. La grasa, como neurotransmisor que es, permite la mejor conexión neuronal. Por eso los alimentos ricos en Omega 3 son muy apropiados para prevenir o tratar enfermedades como el alzheimer, la depresión o la esclerosis múltiple.

Las nueces, al ser un alimento rico en Omega 3, son un alimento muy interesante para la alimentación de las personas mayores y también para niños y jóvenes que estén en época escolar. Pocas cosas mejores que las nueces para ayudar al cerebro a la tarea neuronal que siempre implica el estudio. Aparte de los ácidos Omega 3, las nueces son ricas también en fósforo, lecitina y vitaminas del grupo B, así como en serotonina. Este neurotransmisor resulta fundamental para reducir la ansiedad y el estrés y para rebajar el nerviosismo.

Las nueces, buenas para el corazón

Hay estudios que lo demuestran: la introducción habitual de nueces en la alimentación permite reducir en un 50% la posibilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares. ¿Por qué? Porque, gracias también a la presencia de los Omega 3, ayuda a reducir y a mantener a raya al colesterol.

Las nueces, como ricas propietarias de aceites grasos que son, aumentan la elasticidad arterial, previenen la formación de coágulos y rebajan la hipertensión. Estos tres efectos directos del consumo de nueces ayudan a prevenir el infarto de miocardio, la arterioesclerosis o la angina de pecho.

Para cuidar del corazón los nutricionistas recomiendan ingerir unas 7 nueces cinco veces por semana.

Al mismo tiempo, y gracias a su bajo contenido en hidratos de carbono, las nueces son un alimento muy indicado para las personas que padezcan diabetes. Ese bajo índice glucémico de las nueces las convierte, también, en un alimento muy recomendable para las personas obesas, ya que, por su alto contenido en grasas y fibras, las nueces pueden tener un efecto saciante que ayude a evitar la sensación de hambre.

Prevenciones en el consumo de las nueces

Lo que sin duda hay que tener en cuenta a la hora de ingerir nueces es que éstas tienen muchas calorías, por lo que deben ingerirse con moderación. Una buena idea para consumir nueces es la de añadirlas a la ensalada o sustituir con ellas los pastelitos o dulces que se puedan tomar con una infusión tras la comida o a la hora de merendar.

Quienes tengan propensión a padecer piedra en el riñón deben extremar también los cuidados al consumir nueces. Las nueces son alimentos ricos en oxalatos, y éstos son los principales responsables de la formación de las piedras.

Del mismo modo, las personas que poseen piedras en la vesícula deben, también, consumir nueces con muchísima moderación. Al ser tan ricas en grasas, las nueces estimulan el hígado y podrían provocar la expulsión de piedras.

Para consumir nueces, nada mejor que comprarlas con cáscara. Con cáscara es como las nueces conservan mejor todas sus propiedades. Hay que pensar que, una vez descascaradas, las grasas propias de este fruto seco se oxidan más rápidamente. ¿Lo mejor? Abrirlas justo cuando se van a comer. Están más buenas y aportan más nutrientes.

Dos cosas que no deben hacerse con las nueces:

  • Cocinarlas. Si se cuecen, las grasas de la nuez se deterioran.
  • Comerlas cuando están verdes. Cuando están verdes, las nueces contienen cianuro.

Visto todo esto, no dudes en incorporar, de manera regular, las nueces a tu dieta. Tu salud lo agradecerá.