Parece inevitable asociar la idea de adelgazar con la de pasar horas y horas en el gimnasio, ejercitándose con pesas o realizando ejercicios fitness de gran intensidad. Ese tipo de prácticas, no podemos negarlo, ayudan sin duda a perder peso, siempre que vayan acompañadas del mantenimiento de una buena alimentación. Pero practicar ese tipo de ejercicio no es la única opción que tenemos a nuestro alcance para adelgazar. Si queremos hacerlo de una manera pausada y mucha más relajada que la de someter nuestro cuerpo a esa pequeña/gran tortura que supone en ocasiones el realizar determinado tipo de ejercicios, podemos hacerlo recurriendo a algo que debiera ser tan natural como la vida misma: caminar.

¿Se puede adelgazar caminando? Sí. O así, al menos, lo sostiene la entrenadora Lucy Knight en su obra Caminar para adelgazar. Kinght, en su obra, afirma que caminar no solo resulta muy beneficioso para nuestro sistema cardiovascular. También, sostiene, caminar nos permite quemar calorías, mejorar nuestro tono muscular y modelar la silueta.

Se puede, pues, adelgazar caminando; pero para lograr dicho objetivo debemos caminar de una determinada manera. En este artículo de Mujer de Portada vamos a explicarte cómo debes caminar para perder peso.

En Caminar para adelgazar, Lucy Knight afirma que el caminar ayuda al organismo a quemar calorías y a convertir glúcidos, grasas y proteínas en energía y no en reserva adiposa. Para adelgazar caminando, sostiene Knight, hay que prestar atención a algo básico y fundamental: que el ganar o perder peso es el resultado de la relación existente entre las calorías que ingerimos y las que quemamos.

¿Cuántas calorías necesitamos para vivir? Depende de cada una de nosotras. Nuestro nivel diario de actividad física, nuestra edad y nuestra genética determina esa cifra. En base a ella, y sabiendo las calorías que deseamos quemar, estableceremos nuestra rutina de entrenamiento. Lucy Knight apunta que lo ideal sería caminar entre 7 y 9,5 km dos o tres veces a la semana y hacerlo a un ritmo en el que se recorra un kilómetro y medio en un promedio de entre 10 y 15 minutos.

Si se desea adelgazar caminando, se debe mantener el ritmo indicado en el párrafo anterior. Knight lo argumenta así: si el cuerpo trabaja entre el 60 y el 70% de su frecuencia cardíaca, se ve en la obligación de recurrir a sus reservas energéticas para poder desarrollar la tarea que se le está exigiendo. Al hacerlo, se está incrementando lo que se conoce como metabolismo basal, lo que implica quemar más calorías a lo largo del día.

¿Cómo debemos caminar?

Para adelgazar caminando y extraer el máximo resultado a nuestro caminar hay que caminar, sin duda, deprisa. Pero con eso no basta. Hay que seguir, también, una serie de consejos.

El primero de esos consejos consiste en encontrar la zancada correcta, lo que no quiere decir, obligatoriamente, una zancada larga. La antinaturalidad al caminar afecta a la fluidez de los movimientos y nuestro movimiento al caminar tiene que ser fluido. Una zancada correcta es aquella que no obliga a la cabeza a balancearse y que no nos hace sentir un pequeño estiramiento en la parte delantera de la pierna. Incrementar el ritmo de la zancada no debe implicar necesariamente incrementar la longitud de ésta.

Para adelgazar caminando hay que caminar durante bastante tiempo y, para no cansarse en exceso durante ese tiempo, no cargar la musculatura y no padecer lesiones hay que pisar bien. Caminar bien sería, pues, el segundo consejo a tener en cuenta si deseamos adelgazar caminando. ¿Y qué significa pisar o caminar bien? Básicamente, tocar el suelo primero con el talón e impulsarse con los dedos de los pies.

El movimiento del caminar tiene tres fases. En la primera, se apoya el talón en el suelo. Al hacerlo, el tobillo debe estar flexionado en un ángulo de unos 45º. La segunda fase del movimiento de caminar consiste en estirar el pie del todo y en apoyar nuestro peso en la parte delantera. Una vez se haya apoyado el pie completamente, levantaremos la planta y los pies del otro pie y pasaremos la pierna de detrás hacia delante sin por ello levantar demasiado el pie y sin arrastrarlo.

Para caminar bien y aumentar la posibilidad de adelgazar caminando debemos, también, adoptar una buena posición corporal. Debemos, pues, colocar bien nuestro tronco. ¿Cómo se consigue eso? Haciendo caso a los siguientes consejos:

  • La cabeza debe colocarse en posición neutra, es decir, ni levantada ni bajada, mirando un punto imaginario que estuviera colocado sobre unos cinco o seis metros por delante de nosotras.
  • Manteniendo los hombros relajados para, de ese modo, poder balancear los brazos sin dificultad.
  • Metiendo el ombligo hacia dentro para, de ese modo, realizar una retroversión de la pelvis hacia delante. Al hacer eso y acostumbrarnos a hacerlo, alinearemos la parte baja de la espalda y dejaremos sueltas las caderas.

Saber caminar bien es, también, saber mover los brazos mientras se camina. Si queremos explotar al máximo la capacidad de adelgazar caminando deberemos, como he visto, dominar la técnica del caminar. ¿En qué se plasma dicha técnica en el movimiento de los brazos? En que, por ejemplo, al moverlos hacia delante la mano no suba más arriba del mentón. O en que, al moverlos hacia atrás, no sobrepasen la cadera.

Al mover los brazos mientras caminamos debemos tener también en cuenta que no debemos cerrar los puños. Eso sí, sin apretarlos, los dedos pulgares deben estar en contacto con los otros dedos.

Finalmente, si queremos adelgazar caminando debemos saber controlar la respiración mientras caminamos. En cualquier disciplina deportiva o en cualquier tipo de ejercicio físico, el dominio de la respiración es fundamental. Como ejercicio aeróbico que es, el caminar exige un correcto aporte de oxígeno al organismo. Para hacerlo, deberíamos realizar una respiración abdominal profunda mientras caminamos.