Si deseamos que nuestro cuerpo realice bien todas sus funciones vitales debemos dormir bien. Entre los beneficios de dormir bien hay algunos que, de alguna manera, nos resultan sobradamente conocidos. El de sentirse descansada y feliz es, sin duda, uno de ellos. También lo son los del aumento de nuestra resistencia física, la protección de nuestro corazón o la mejora del sistema inmunológico. O el de reducir los riesgos de padecer diabetes. O los de mejorar nuestra atención y nuestra memoria, hacernos parecer más jóvenes, incrementar nuestra creatividad y combatir la depresión.

Como vemos, son muchos los beneficios que se derivan de dormir bien. En este artículo de Mujer de Portada vamos a prestar atención a uno de esos beneficios del dormir bien del que no suele hablarse demasiado: el de adelgazar o, cuanto menos, el de no ganar peso. Y es que en demasiadas ocasiones nos embarcamos en dietas más o menos estrictas y, sin embargo, descuidamos factores vitales de nuestro bienestar físico, emocional y mental como puede ser el de dormir bien.

Cuando dormimos mal no descansamos y, al no descansar, se genera en nuestro cuerpo un desequilibrio hormonal que más pronto que tarde acaba afectando al metabolismo. Entre los efectos que el dormir mal tienen sobre nuestro metabolismo hay dos que inciden directamente sobre nuestra tendencia a ganar peso o sobre la dificultad para perderlo. Esos dos efectos son:

  • Aumento del apetito.
  • Dificultad de sentirse saciadas entre horas.

Ambos factores, combinados, nos hacen comer más y, por lo tanto, incrementan nuestras posibilidades de engordar.

Según apuntan algunos estudios, el hecho de dormir mal y engordar van indisolublemente ligados por otro factor que debemos tener en cuenta: en las personas que duermen mal se incrementa el apetito por alimentos ricos en azúcares y en hidratos de carbono. ¿Por qué? La respuesta a esta pregunta hay que hallarla en la ghrelina, una hormona encargada de reducir el ritmo metabólico de nuestro organismo y, por tanto, de hacer que las grasas se quemen en él más lentamente. Cuando dormimos mal, los niveles de ghrelina aumentan y ese aumento se traduciría, directamente, en un aumento de peso. No en vano, a la ghrelina se la conoce popularmente como “hormona del hambre”. Al aumentar ésta por la falta de sueño, aumenta nuestra hambre, lo que nos hace comer más y, por lo tanto, engordar.

Consejos para dormir bien

Atendiendo al argumento expuesto en el párrafo anterior podemos llegar fácilmente a la conclusión de que dormir bien y adelgazar o controlar nuestro peso son términos que van de la mano.

Así, teniendo en cuenta que para gozar de un buen descanso hay que dormir al menos 7 horas seguidas y no más de 9, ¿qué podemos hacer para dormir bien y, con ello, ayudar a nuestro organismo a quemar grasas?

El primer consejo a tener en cuenta para dormir bien es el de practicar ejercicio físico de manera regular. La práctica del ejercicio físico nos ayuda a conseguir un sueño reparador y profundo, reduciendo el nivel de hormonas relacionadas con el estrés. Descansando mejor, quemaremos mejor nuestras grasas y, con ello, mantendremos nuestro peso o, incluso, podremos llegar a adelgazar.

Para dormir bien y descansar convenientemente se recomienda, también, mantener un horario aproximadamente fijo tanto para irse a dormir como para despertarse. Además, hay estudios que demuestran que la calidad del sueño es mejor cuando nos vamos a la cama más temprano.

Otro consejo a tener en cuenta para dormir bien y, por tanto, para regular nuestro peso, es el de dormir a oscuras. Cualquier tipo de luz que permanezca encendida mientras dormimos afecta de un modo u otro a nuestros biorritmos y hace que nuestro sueño sea menos profundo. No se recomienda, en caso alguno, dormir con la televisión o el ordenador encendidos, pues eso incide negativamente en la calidad de nuestro sueño.

Infusiones para dormir bien

Otra manera de favorecer la existencia de un sueño reparador es la de recurrir a infusiones que ayuden a dormir. Entre las infusiones para dormir bien más populares podemos destacar:

  • Valeriana. Con propiedades calmantes y sedantes, la valeriana, la más popular de entre las hierbas relajantes, alivia la ansiedad.
  • Tila. Las infusiones de esta hierba se utilizan sobre todo para calmar los estados de nerviosismo y ansiedad. Las propiedades sedantes de la tila convierten a esta hierba, también, en una hierba ideal para relajarse y quedarse dormida.
  • Manzanilla. Muy conocida por sus propiedades digestivas, la manzanilla tiene también propiedades sedantes y, por tanto, ayuda a dormir bien.
  • Pasiflora. Esta hierba tiene también propiedades sedantes, induce al sueño y calma la ansiedad, facilitando el dormir bien.

Junto a estas infusiones, hay otras que, aunque menos usadas, tienen también virtudes sedantes y, como tales, ayudan a conciliar el sueño y a hacer que éste sea de mayor calidad. Entre esas infusiones para dormir bien menos usadas podemos destacar el toronjil o melisa, el té de banana, la lavanda, la hierba luisa o la amapola. Para que las infusiones de todas estas hierbas hagan efecto y ayuden a dormir bien se recomienda que sean tomadas una hora antes de ir a dormir.

Finalmente, si se tiene dificultad para dormir bien se puede recurrir a la aromaterapia en general y, más concretamente, al aceite esencial de lavanda. Gracias a él, la persona se relajará, podrá dormir más plácida y profundamente y, por tanto, podrá acelerar su metabolismo mientras está descansando. La práctica del Yoga también puede ayudar a rebajar los niveles de ansiedad y estrés y, por tanto, puede favorecer el dormir bien.